domingo, 13 de julio de 2014

Primeros TFG defendidos en el Grado de Historia y Patrimonio de la Universidad de Burgos

Esta semana han sido defendidos los primeros Trabajos de Fin de Grado (TFG) de la primera promoción del Grado de Historia y Patrimonio de la Universidad de Burgos. Para quien no lo sepa, la adecuación de las titulaciones universitarias al espacio de educación superior europeo (o Plan Bolonia, como se conoce generalmente) contempla que todos los estudiantes deben presentar un trabajo de investigación al final de sus años de formación para alcanzar su graduación. A través de estos trabajos se tiene que demostrar que los graduados están capacitados para llevar a cabo la labor para la que han sido formados. Es una prueba exigente, que requiere madurez y autoexigencia, por lo que su conclusión es digna de ser valorada. Por eso desde aquí quiero felicitar a todos y cada uno de los alumnos que han logrado superar esta dura prueba: FELICIDADES

En relación con este asunto, quiero hacer una mención especial a los tres trabajos que se han defendido dentro de las líneas de investigación ofertadas por el Área de Arqueología de la Universidad de Burgos. Al tocarme más de cerca, la sensación de orgullo es todavía mayor. Los tres han culminado un esfuerzo que comenzó mucho antes de que se lo exigiera el plan académico, lo que demuestra su compromiso, ganas de aprender y capacidad de trabajo. Estos recién graduados han presentado tres interesantes temas que han desarrollado de manera eficiente, aportando novedades que inauguran nuevas líneas de investigación de las que nos beneficiaremos el resto de los investigadores. Todos tienen en común el estudio de fenómenos arqueológicos vinculados al megalitismo, ya sea de aquellos que se dan en un dolmen en concreto (Arroyal I) o de carácter general, en la Cuenca del Duero.

Monumento megalítico en proceso de excavación: Dolmen de Arroyal I (Alfoz de Quintanadueñas, Burgos)


Eduardo Arancón Torrecilla presentó el trabajo "Estudio de la fauna en el dolmen de Arroyal I" que analiza este tipo de evidencias, algo que resulta una novedad dentro de un dolmen de la Meseta Norte, en relación a los distintos contextos de aparición identificados en este monumento funerario. Hay determinadas evidencias que señalan que la representación faunística en este yacimiento no es azarosa y hay que relacionarla con el ceremonial funerario que pudieron practicar las comunidades neolíticas y calcolíticas que se enterraron allí. Así, por ejemplo, lo señala la desigual distribución por estratos, las frecuencias y porcentajes de las especies representadas que difieren de los lugares domésticos y la presencia diferenciada de regiones anatómicas de aprovechamiento no cárnico.




Alberto Berzosa Ordaz por su parte defendió el trabajo "Los objetos metálicos dentro de los contextos funerarios: el yacimiento calcolítico de Arroyal I". En este yacimiento se recuperaron diferentes objetos metálicos que proceden de distintos estratos. En este caso, la investigación se dirigió a los objetos prehistóricos que fueron encontrados en contextos calcolíticos en posición secundaria y desvinculados de los dos únicos individuos encontrados en conexión anatómica. Por esta razón, es prácticamente imposible dilucidar si su incorporación se hace como ofrenda o como ajuar. El trabajo aporta un riguroso estudio multidisciplinar pues el autor colaboró con la Dra. Susana Palmero del Área de Química Analítica de la Universidad de Burgos en el análisis de la composición de las piezas. Todos los objetos son de cobre casi puro, a excepción de un curioso aro que contiene una importante cantidad de plomo como impureza. La posición secundaria de todos ellos y la baja frecuencia limitan las inferencias que se pueden realizar desde un punto de vista social. Estos objetos metálicos deben relacionare además con el intercambio de materias primas y objetos acabados porque en la zona no hay afloramientos de mineral de cobre.



Natalia García Redondo leyó el trabajo titulado "Elementos rituales y desigualdades sociales en los monumentos megalíticos de la cuenca del Duero". La autora lleva a cabo un análisis de algunas manifestaciones funerarias megalíticas del Neolítico localizadas en la cuenca del Duero. Este análisis tiene como objetivo contrastar las hipótesis que defienden la existencia de desigualdades entre los individuos de estas comunidades. En el trabajo se presentan las distintas alternativas teóricas e interpretativas al respecto para luego discutir los datos procedentes de los monumentos funerarios. En este sentido, los datos procedentes estos contextos (número de individuos, disposición de los restos esqueléticos, objetos incorporados dentro del ceremonial, análisis antropológicos) parecen indicar que en estos lugares no se enterró a todos los miembros de la comunidad ni todos los enterrados recibían la misma consideración. Estas distinciones aluden a las diferencias de estatus de los individuos dentro de las comunidades, relacionadas con el parentesco, con un preferencia en la representación de los adultos masculinos.




Espero que todos estos temas tengan continuidad en un futuro cercano y sean el comienzo de una prometedora vida investigadora. ¡Ánimo!

domingo, 6 de julio de 2014

Necrópolis del Alto Arlanza: hito excepcional de la arqueología de la Alta Edad Media

En la Sierra de Burgos se encuentra un conjunto arqueológico excepcional: las necrópolis medievales del Alto Arlanza. La particularidad del mismo reside en la gran concentración de lugares conocidos con tumbas excavadas en la roca, ubicados sobre pequeños afloramientos de areniscas, en cuyas inmediaciones también es posible encontrar estos de eremitorios o también pequeños templos prerrománicos. Bien es cierto que se conocen necrópolis de este tipo por todo el norte de la península pero la cantidad de hallazgos junto a la peculiaridad tipológica de algunos de ellos como el paisaje donde se integran convierten a estas necrópolis en un bien patrimonial del que merece la pena disfrutar. 

Hasta no hace mucho, la visita a estos lugares prácticamente estaba restringida a andarines y excursionistas que conocían con exactitud la localización de estos peculiares enclaves en medio de los bosques de robles y pinares de la zona. En la actualidad los visitantes cuentan con un espacio donde se ofrece información sobre los yacimientos y se puede emplear como punto de partida de las visitas. Me estoy refiriendo al Centro de Visitantes de las Necrópolis del Alto Arlanza, situado en la localidad de Palacios de la Sierra y que tuve la ocasión de conocer hace poco, tras el interés que me despertó la lectura del post de Zález sobre el conjunto de estelas procedentes de la necrópolis de El Castillo.

Sala de la necrópolis de El Castillo de Palacios de la Sierra. Fuente; Centro de Visitantes de las Necrópolis del Alto Arlanza

Este lugar es de paso obligado para cualquier persona interesada en las necrópolis, pues ofrece en sus tres plantas un contenido didáctico de excelente calidad que se acompaña de la atención profesional, precisa y amable por parte de la responsable del centro, Sonia Llorente. El resultado es una grata experiencia que permite un acercamiento a estos enclaves desde un punto de vista integral, más científico y liberado de la abundante carga de mitos y leyendas que acompañan a estos lugares. Por esta razón, es de agradecer el esfuerzo realizado por las administraciones locales serranas para dar a conocer este espectacular conjunto cuya visita resulta altamente recomendable para todos aquellos interesados en la arqueología funeraria y en la alta Edad Media pero también en un turismo alternativo, cultural, alejado de las masas y ligado a paisajes y entornos naturales.

Breve apunte historiográfico

La mayoría de las necrópolis se conocen a través de las excavaciones de Alberto del Castillo y su equipo en los 70. Aquel primer equipo publicó una serie de trabajos que daban cuenta de las excavaciones que se llevaron a cabo pero ha día de hoy permanecen abiertas muchas de las incógnitas que ya por entonces se manejaban. Por ejemplo, se desconoce con certeza incluso la cronología de la mayoría de ellas, pues las tumbas en muchos casos no han conservado restos que posibilitaran su datación. A través de elementos indirectos, como la documentación histórica, se puede situar su desarrollo dentro del lapso temporal que va del siglo IX al XI; es decir, en plena formación del condado de Castilla.

En la actualidad un equipo de la Universidad de Barcelona ha recogido el testigo y trabaja desde hace unos años en estos enclaves. Esta nueva etapa ya empieza a tener sus frutos a través de la publicación de trabajos de investigación. En esta ocasión el foco amplía su atención de una manera muy acertada no solo al conocimiento exclusivo de las necrópolis sino al poblamiento y estudio de las comunidades aldeanas que se relacionaban con ellas. Al fin y al cabo, estos yacimientos no dejan de ser más que una representación material, en este caso relacionada con los rituales funerarios, de un colectivo humano que vivió en el entorno.